No sirvió para nada
que llenaras el cántaro de miel.
Porque al llevarlo a mi boca
quedó convertida en amarga hiel.
Cuanto más me sujetas,
más miedo tengo de caer.
Cuanto más me sujetas,
más miedo tengo de caer.
Me marche de mi espacio
y me hiciste un hueco en tu piel.
Y como en un rosario,
recé cada parte, sin entender.
Que cuanto más me sujetas,
más miedo tengo de caer...
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